Inundados de promesas: el campo bonaerense vuelve a reclamar a Provincia

Las lluvias intensas y la falta de obras hidráulicas dejaron zonas rurales bajo el agua, caminos destruidos y familias aisladas. Productores denuncian décadas de desinversión y promesas incumplidas que agravan la crisis en el corazón productivo de la provincia.

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Desde comienzos de octubre, distintas zonas rurales de la provincia de Buenos Aires atraviesan una de las peores crisis hídricas de los últimos años. Las inundaciones dejaron campos anegados, caminos intransitables y familias aisladas, mientras crecen los reclamos por la falta de soluciones estructurales y obras hidráulicas que mitiguen los daños.

El primer fin de semana del mes, productores agropecuarios y vecinos realizaron un tractorazo masivo en el marco del Día Nacional de los Caminos, para exigir respuestas y obras que garanticen el mantenimiento de la red vial rural. Las protestas se replicaron en distintos distritos del centro y noroeste bonaerense, donde las lluvias intensas agravaron un escenario de emergencia.

Las precipitaciones de las últimas semanas obligaron al abandono de viviendas rurales y provocaron el aislamiento total de numerosas familias. En partidos como Carlos Casares y 9 de Julio, el agua cubre amplias extensiones productivas, y las defensas improvisadas por los vecinos no lograron contener el avance. En muchos casos, los caminos rurales quedaron completamente destruidos, impidiendo la circulación y el acceso a los parajes.

El ingeniero Claudio Velasco, especialista en recursos hídricos, explicó que gran parte de la situación pudo haberse evitado con una planificación adecuada. “Existe un déficit histórico de infraestructura hidráulica; hacen falta unos 9.600 millones de dólares solo para la cuenca del Salado”, advirtió. El fenómeno se agrava tras años de sequía, seguidos por lluvias extraordinarias en pocos meses.

A la crisis hídrica se suma la falta de respuestas oficiales y las promesas incumplidas que se acumulan desde hace décadas. Los productores denuncian pérdidas millonarias, mientras la actividad agropecuaria —motor económico de la región— sufre el impacto directo del agua y la imposibilidad de acceder a los campos.

Esta semana, una nueva tormenta volvió a golpear el centro y sudoeste bonaerense con ráfagas superiores a los 100 km/h, granizo y lluvias que superaron los 140 milímetros. El ministro de Gobierno, Carlos Bianco, confirmó que “ha llovido más del doble de lo habitual en un año” y señaló que la Provincia trabaja junto a los municipios para asistir a las familias afectadas y evaluar los daños, en medio de una emergencia que parece no dar respiro.

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